Starbucks Reserve de New York

Siempre he sido más de cafeterías pequeñas, de esas donde conoces al barista por su nombre y te recomienda cosas sin que se lo pidas. Pero estando en Nueva York, no podía dejar pasar la oportunidad de visitar el Starbucks Reserve Roastery, el templo de la marca en el corazón del Meatpacking District.

Este Reserve abrió sus puertas en diciembre de 2018 y no es una cafetería al uso. Es un espacio inmenso —y cuando digo inmenso, no exagero— que mezcla concepto, diseño y experiencia alrededor del café. Nada que ver con el Starbucks de tu barrio. Aquí se tuesta el café in situ, hay una barra de cócteles con café como protagonista, una panadería artesanal de Princi, e incluso puedes ver el proceso de selección y tostado en tiempo real. Es como entrar a una fábrica de sueños para los que amamos el café.

Para los que no lo sepan, Starbucks Reserve es una línea especial de la marca que trabaja con granos más exclusivos, ediciones limitadas y métodos de preparación menos convencionales. Es su apuesta más premium, donde el café deja de ser solo una bebida para convertirse en experiencia.

Yo, como no podía ser de otra manera, pedí un espresso doble con el blend de Nueva York, una mezcla exclusiva de la roastery. Y te digo algo: fue espectacular. Aromático, con un punto afrutado y un final largo que se quedaba en boca como si hubiera probado un buen vino. Eso sí, fue el espresso más caro que me he tomado en la vida: 7 dólares. Pero oye, Nueva York es así, y si vas a probar algo especial, que sea en condiciones.

¿Lo recomiendo? Totalmente. No por el café en sí (que también), sino por la experiencia completa. Es un lugar para sentarte, observar, preguntar y descubrir. Y si eres como yo, que disfrutas del proceso tanto como del resultado, vas a salir con una sonrisa… y probablemente con ganas de volver.